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Bonoruteros, un familiar y Otto en la Braña con Tejo milenario |
Siempre es un placer volver a la mítica y legendaria Braña de los Tejos y nosotros lo hicimos por segunda vez el pasado 4 de enero de 2013, tres años y medio después de nuestro bautizo. Le debíamos la visita a unos de nuestros amigos de ruta y fue fácil cumplir la promesa. Si la primera vez ascendimos desde Lebeña, en esta ocasión lo hicimos desde Cicera (Peñarrubia) (y aún nos queda la posibilidad de hacerlo desde San Pedro de Bedoya). Desde el típico pueblo de Cicera (500 mts), situado entre el desfiladero de la Hermida y Lamasón, subimos por una pindia vaguada poblada de castaños, avellanos, fresnos, serbales y por supuesto cajigales y hayedos (después en la braña disfrutamos de los tejos milenarios y de los acebos; y al regresar por Lamasón vimos en su Cuenca Alta uno de los más extensos abedulares de Cantabria). Tras 900 mts de ascensión llegamos al estratégico Collado Pasaneu y a través de él al
Machu Pichu cantabru, como se conoce a este mítico lugar de la Braña de los Tejos, un nido de águilas a casi 1.500 mts de altitud, donde se ubicó un Castro en las Guerras Cántabras contra Roma, de lo que fueron testigos los tejos milenarios que te obnubilan cuando llegas allí. Un soleado día de invierno, como pocos, nos permitió ver con nitidez casi toda Cantabria, menos la zona Campoo-Saja. Desde la Braña veíamos el mar y la costa, empezando por las hendiduras de Tina Mayor y Tina Menor (desembocaduras de los ríos Deva y Nansa) pasando por San Vicente de la Barquera (con el zoom del vídeo se apreciaba su puente sobre la ría y las marismas), Comillas (vimos la silueta de la Universidad Pontificia) y hasta los montes de Santoña. Ahí comenzaban las montañas: las del Asón, Miera y Pas (Porracolina, Picón del Fraile y Castro Valnera), la Sierra de Peña Sagra (identificamos el Cornón), la Cordillera Cantábrica lebaniega (Distinguíamos fácilmente lo que parecía el Coriscao y Peña Prieta junto a otras cumbres) y por supuesto los Picos de Europa, el majestuoso Macizo Oriental cántabro o de Ándara custodiado en primera línea por la peña más espectacular cercana a la Braña: Peña Ventosa. En fin, un día inolvidable en uno de los santuarios naturales más maravillosos de Cantabria.
Os dejo el vídeo... ¡como nunca! Desde la Braña uno de los amigos
bonoruteros que cumplía años os desea un feliz y venturoso 2013, que
pase la crisis (¡ojala!) y entona un sentido ¡Viva Cantabria!
Parajes bellísimos acompañadas de la música de Luétiga y la sorpresa de
unos saltarines venados que en la vertiente de Lamasón nos saludaron
entre invernales, tudancas y collados. Antes de volver al pueblo de la
Hermida, pasando por Piñeres y Linares, paramos en el espectacular
mirador de Santa Catalina que domina el desfiladero de la Hermida o del
río Deva, mostrando los farallones rocosos con un desnivel de dos mil
metros desde las cumbre de Picos al cauce del Deva. Cantabria Infinita.