nuevas vistas a nuestras conocidas montañas y picos cántabros; un magnífico robledal;
caminos empedrados, quizás medievales y recorridos por los valientes repobladores Foramontanos;
los colores de la época otoñal, el 'tardiu' montañés;
y la observación de animales en libertad. En este caso una manada de unos 9 venados que pastaban alegremente por la zona conocida como el arroyo del cervatillo (apropiado nombre, pues siempre vemos venados -dígase cérvidos- en este lugar).Mención especial a los bellos ejemplares que vimos de vaca Tudanca, la vaca de montaña por excelencia, y las cuales, con su calma clásica, parecían