sábado, 14 de mayo de 2011

En recuerdo de Seve y Cioli


Una gaviota más en la Bahía
   Desde hace unos días veo una gaviota más planeando en la Bahía. Me he fijado porque vuela más alto que las demás, hace giros inverosímiles como ninguna otra y cuando la ves te obnubila, no puedes apartar la vista de ella. Siempre la descubro volando a la altura de Pedreña y hoy he sonreído pensando que podía ser nuestro admirado Seve ¿Por qué no?
   Hubo una historia que me encandiló en mi juventud: la de “Juan Salvador Gaviota” de R. Bach. Desde entonces siempre he pensado que las vidas de los pioneros y de los genios tienen mucho que ver con aquella mítica gaviota. Seguro que a Seve, como a Juan Salvador, le dijeron que no se arriesgara tanto cuando comenzó su carrera poniendo en ella su juventud y el dinero que no tenía, que se conformará con ser un caddie o como mucho un campeón regional que ya era bastante para un chico de pueblo e incluso, en el ocaso de su carrera deportiva, que dejara ya de jugar. Pero nuestro eterno campeón no era un conformista era justo lo contrario y por eso buscó la perfección, trabajó denodadamente, puso la vida en ello y llegó a donde nadie había llegado antes, donde el vértigo te dice que des la vuelta, donde te tiemblan las piernas (o las alas) ante el peligro. Mas a él no le temblaron sino que las agitó con fuerza, como al ganar el primer Open Británico con aquel gesto sonriente que aún nos emociona moviendo el puño de su mano repetidamente de arriba a abajo y extendiéndolo después hacia el cielo donde tiene que estar ahora.
   Seve empezó prácticamente sólo pero años después se convirtió en el gran campeón, en uno de los cántabros y españoles más universales y fueron legión los que le siguieron: aficionados del golf, maestros golfistas, admiradores, paisanos, compatriotas... Por eso estoy seguro que a esa gaviota solitaria que descubrí en la Bahía pronto la seguirán también muchas más y que la veremos eternamente en los cielos de Pedreña... ¡donde siempre quiso estar!
   Y si un día haciendo una de sus cabriolas imposibles tiene la mala fortuna de caer al mar que no se preocupe que allí estará para 'salvarla' otra extraordinaria gaviota que le precedió unos días antes en el cielo (el bueno de Cioli)
   Siempre os recordaremos volando sobre nuestras cabezas en vuestra queridísima Bahía de Santander.

2 comentarios:

  1. Excelente texto, JFRL. Muchas gracias. JR

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  2. Gracias por el comentario JR (de Protagonistas), he intentado hacer un pequeño homenaje desde mi blog a estas dos grandes figuras, cada una desde su humanidad, que nos dieron lo mejor de ellos y de su vida a un lado (Pedreña) y al otro (La Magdalena) de nuestra bella Bahía de Santander, nunca les olvidaremos.

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